Todas lasas  plantas pueden sufrir enfermedades causadas por hongos, bacterias y virus. las más frecuentes son las relacionadas con los hongos, llegando a representar el 98% de los casos. Por supuesto, por muy bellas que sean las rosas, tampoco están exentas de ser atacadas por este tipo de enfermedades que no solamente pueden deteriorar su aspecto, sino que incluso pueden acabar con ellas. Los rosales son muy vulnerables a las enfermedades, por lo que hay que prestarles una atención especial y realizar una inspección visual de forma periódica para comprobar el estado en el que se encuentran las hojas, ya que es la parte en las que pueden detectarse los primeros síntomas de una enfermedad.

Pero también es muy importante que antes de comprar un rosal, lo seleccionemos con cuidado para evitar problemas constantes de plagas y enfermedades. No sólo debemos tener en cuenta las cuestiones estéticas, sino también la resistencia de la variedad en concreto ante las enfermedades.

Además, es fundamental elegir el lugar en el que plantaremos nuestro rosal. De hecho, si tenemos un rosal en casa que es atacado continuamente por plagas y enfermedades, debemos plantearnos si tiene que ver con que esté en un nicho ecológico inadecuado. La falta de luz, una ventilación insuficiente y un suelo pobre o demasiado rico son factores habituales de riesgo. Obviamente, el mantenimiento semanal es muy importante, lo cual varía en función de la variedad de rosal que tengamos.

Si a pesar de todos estos cuidados, algunos insectos u hongos terminan atacando a nuestros rosales, es importante que sepamos detectar el problema a tiempo y tratarlos adecuadamente. En Floristería Pétalos te enseñamos cómo hacerlo.

rosales

Roya

Se trata de un hongo que provoca la caída de las hojas afectadas y que va debilitando todo el rosal, por lo que es muy peligroso. Se detecta por la aparición de manchas amarillentas en las hojas y de abultamientos con esporas en el envés de las hojas, en la zona inferior de la planta. Las temperaturas suaves en torno a los 20 ºC y la humedad constante favorecen su proliferación.

Para prevenir su aparición debemos aplicar un fungicida que contenga óxido de cobre o equisetonina y eliminar las hojas estropeadas, ya que en ellas hibernan las esporas que atacan en primavera. Pero si la planta ha empezado a mostrar los primeros síntomas, deberás tratarla con fungicida de oxicarboxina, maneb o triforina.

Oídio

Esta enfermedad también está provocada por hongos. Suele aparecer sobre todo en primavera y en otoño, ya que las altas temperaturas frenan su desarrollo. Atacan especialmente a los rosales que se encuentran en terrenos secos y cubren sus hojas y las flores con un fino polvo blanco.

Para prevenir su proliferación, es conveniente que en los meses de invierno, tras realizar la poda, apliquemos un fungicida sistémico y mantener el suelo siempre con cierto nivel de humedad. Pero si el rosal ya está enfermo, debes saber que los tejidos atacados mueren, por lo que es mejor eliminar las zonas afectadas y aplicar un fungicida de contacto para evitar que siga extendiéndose.

Mildiu

Se manifiesta a través de manchas de color morado y blancuzco que van haciéndose más oscuras hasta hacer que las hojas se caigan. Aparece tanto en las hojas como en los capullos y flores y debilita considerablemente la planta. Suele darse ante altos niveles de humedad, poco viento y temperaturas suaves.

Para evitar que la planta enferme, deben usarse fungicidas basados en óxido de cobre o equisetonina. Pero si ya ha empezado a presentar síntomas, debemos podar las partes afectadas y aplicar fungicidas sistémicos con metalaxil-cobre o fularaxil. Muy efectivos tanto para tratar plantas afectadas como para prevenir la enfermedad.

Pulgón

Estos insectos de color verde o marrón atacan sobre todo los brotes tiernos y los botones florales, alimentándose de la savia de la planta, por lo que van debilitándola y deformándola. Debes saber además, que cuando aparece el pulgón, éste suele ir acompañado de la negrilla, un hongo que, aunque no es perjudicial, afea mucho la planta. Una de las señales que te harán detectar la presencia del pulgón son las hormigas, que se sienten atraídas por su melaza.

Para evitar la aparición del pulgón y para tratarlo cuando la planta ya se encuentra afectada, debe fumigarse toda la planta con agua jabonosa, piretrinas, insecticidas con metomillo o acefato, y purín de ortigas, cada dos semanas.

Mancha negra

Se trata de un hongo que ataca sobre todo a la parte inferior de la planta y que puede dejarla sin hojas. Como su propio nombre indica, se manifiesta a través de manchas  oscuras que van aumentando de tamaño y hacen que las hojas vayan amarilleando hasta que se caen. Suele aparecer cuando las temperaturas son suaves y la humedad del ambiente lo permite.

Para prevenir el desarrollo de la mancha negra pueden aplicarse los mismos tratamientos que para el oídio y el mildiu, a base de benomillo, maneb o triforina. Pero si la planta se encuentra ya afectada, habrá que eliminar las hojas dañadas, incluyendo las que hayan caído al suelo, y aplicar óxidod e cobre o equisetonina.

Araña roja

Se trata de pequeños ácaros de color rojizo que viven en la parte de trasera de las hojas y que hacen que se caigan y que la planta se vaya debilitando. Normalmente se desarrollan cuando el tiempo es seco y caluroso.

Para prevenir su aparición es importante aplicar azufre sobre el rosal. Pero si ya han afectado al rosal, deberemos utilizar un acaricida formulado con cihexaestan o dienocloro, procurando humedecer la parte trasera de las hojas.

 

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